Neil y Brian son dos niños que coinciden en un equipo de béisbol a la edad de ocho años. Pero en medio de un partido se desata una tormenta y nada volverá a ser igual para esos niños.
Brian aparece en el sótano de su casa sangrando en la nariz y con su uniforme de jugador listo para el juego. Cree que ha sido abducido por extraterrestres y su conducta cambia radicalmente. Comienza a mojar la cama de noche y solo recibe distancia e incomprensión de sus padres. Crecerá toda su adolescencia con ese pensamiento unívoco y contactará a otra abducida que aparecerá por televisión contando su drama. El conocerla lo llevará a intentar develar la verdad, pero es justamente en el acercamiento sexual que le propone la joven donde se visualiza el acorazado estigma que acarrea el joven.
Por otro lado, Neil, quien crecerá con fuertes convicciones de conducta homosexual y sobrevivirá su adolescencia como una especie de taxi boy para hombres mayores. Hará crisis también al final de la adolescencia y se largará a la gran ciudad, New York, donde colisionará hacia el final con un nazi en una habitación perdida perdiendo todo tipo de eje en sus acciones.
Es por Neil que Brian reconstituye ese agujero negro de su memoria, encontrándose juntos en un viaje al pasado que el director Gregg Araki muestra con una solvencia elocuente.
Gran film de este director considerado independiente, que avanza en el descubrimiento de la tragedia abrazando con ternura a los dos niños y a puro golpe al espectador. Puntaje: 8
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