Película centrada temporal y físicamente en la famosa y extensa batalla de Guadalcanal, entre los años 1942 y 1943, donde las tropas aliadas ocupan una serie de estratégicas islas en poder de los japoneses.
Pero para Malick lo central son los hombres y su relación con cada uno de los hombres que lo rodean, con la muerte y con Dios. Film donde los pensamientos de los personajes discurren pausadamente reflexionando sobre qué es ello que está sucediendo.
Como un Oesterheld cinematográfico, Malick también busca ese brillo que Dios dió como respuesta en un paradisíaco lugar a los ojos de los hombres. Nada allí podrá ser juzgado porque siempre se hace lo que se puede y como se pueda. Allí está el Coronel arreglando una salida decorosa para su Capitán que no aceptó sus órdenes, los soldados que lo aceptan como padre al no haberlos enviado a la muerte, el sargento que discute y despide a su amigo muerto en un mundo que el entiende como único posible, y dónde ante su tumba se/le pregunta: ¿Dónde está tu chispa?...
En los films de Terrence Malick es recurrente el encuentro del hombre con la naturaleza, siendo esta portavoz y puesta física de lo trascendente. En ese reencuentro -su cine nos hace saber que otro tiempo fue posible-, siempre además es visible la posibilidad de comunión entre ambos.
Todos los hombres como hermanos y la guerra como un sinsentido mayúsculo, la locura bordea igual a aliados y japoneses. La muerte los acomete a ambos y ante esa presencia el entender el destino y la singularidad de ésta, nuestra especie.
He allí la huída de la ciudad como topos visible, y la naturaleza como dominio y realeza posible. Para Malick el cine es la posibilidad de conocimiento, el hombre perdido en el mundo porque ni siquiera sabe que en los momentos vitales poco importa no tener balas. Justamente, en una escena brillante, es el sargento, pragmático, quien deja su cartuchera para socorrer a un hombre herido.
En el cine de Malick siempre un personaje se interrogará por qué no puede ser posible vivir en paz, alejado de toda civilización siguiendo solo el principio de ser parte de este mundo. Allí buscará este director alguna respuesta, y una serie ilimitada de interrogantes. Sus films nos muestran la posibilidad de algunas de las primeras y ver un poco más para encontrar el resto. Su espíritu Zen es parte fundamental de todo su cine. Puntaje: 10
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