BLOG DE CRÍTICA Y ANÁLISIS

jueves, 30 de diciembre de 2010

Jean-Louis Comolli - "Cine contra espectáculo" seguido de "Técnica e ideología (1971-1972)"

"Cine contra espectáculo" seguido de "Técnica e ideología (1971-1972)"
Jean-Louis Comolli
Ediciones Manantial
Buenos Aires, 2010
Comolli vs. Mitry-Bazin
De los "dos" libros publicados por Manantial, me ábocaré al segundo de ellos, "Técnica e ideología", recopilación de artículos en la mítica Cahier du Cinéma, donde Comolli lanza una serie de diatribas respecto a la independencia de la técnica respecto de la estética y la historia del cine, pues para ello se extiende contra las ideas de Mitry y Bazin, del primero de su Historia del cine y de Estética y psicología del cine; del segundo, respecto al artículo "Evolución del lenguaje cinematográfico" en su ¿Qué es el cine?. También dedica varios párrafos a apabullar a su camarada ideológico Jean-Patrick Lebel por su libro Cine e ideología.
Algunos de los principios que enarbola Comolli serían los siguientes: 1) Toda la historia del cine escrita hasta el momento (principios de los `70), es nula, en tanto no da cuenta de la significación que opera en los films de las condiciones de producción capitalista (refiere a Hollywood precisamente) 2) La cámara tomavistas, el útil técnico, no es un mero medio si no un fin, un aparato diseñado para perpetuar la ideología burguesa a partir del enmascaramiento y la "transparencia". Su mismo diseño opera en tal sentido. 3) Es necesario reescribir la historia del cine a partir de una historia materialista.
Bajo estos principios polemiza, con Mitry y Bazin -por la lectura idealista que estos hacen del cine- básicamente desde el tema de la profundidad de campo. Y si bien muchos de sus argumentos son válidos, todo su escrito se debilita a partir de la levedad para la descripción misma de profundidad de campo. Nos dice Comolli como definición de la misma: "...tanto en fotografía como en cine, es la facultad que permiten ciertos objetivos de focal corta de producir una imagen igualmente nítida de un conjunto de objetos cercanos y lejanos, de los primeros a los últimos planos", a lo que agrega como nota al pie de página: "Es posible, desde luego, conseguir una profundidad de campo con objetivos de focal normal, a condición, empero, de diagragmar considerablemente, lo cual impone ya sea el sol en exteriores o, en estudio, un imponente equipo de luces o una película muy sensible."
Ahora bien, si entendemos la profundidad de campo como: "cantidad de planos en foco aceptable", notaremos que la profundidad de campo es intrínseca a cualquier tipo de objetivo, y que tendremos profundidad de campo utilizando cualquiera de ellos, Ahora bien, por supuesto, que un objetivo de focal corta, que una mayor distancia sujeto-cámara y que con un mayor número f tendremos más profundidad de campo, pero entonces, si tomamos la definición de Comolli, confundimos una definición estética por una técnica. Nada indica que utilizar una gran profundidad de campo en un plano nos obligue a componer un acto filmado con evolución o desdoblamiento dramático, y si esto es así o no, tampoco implica per se un acto ideológico.
Que el cine entre 1925 y 1940 aproximadamente dejó de utilizar planos con gran profundidad de campo, sí responde a una cuestión técnica por el cambio en la utilización de película: de la ortocromática a la pancromática como bien explica Mitry.
Comolli, llevando su ideología marxista al extremo -y tan propio de la época-, realiza su propia evolución mal que le pese la palabra y que sería la siguiente: a Hollywood no le interesó en absoluto continuar utilizando una gran profundidad de campo, pues así podía "poner en foco" solo lo necesario, montar acorde al raccord correspondiente y eliminar de un plumazo los avances respecto al montaje que estudiaban los rusos para ese entonces. Como nota agrega, que el montaje pone de relieve las condiciones de construcción de un film y obliga a trabajar al espectador (¿?). Si a esto agregamos la elección de la cámara como un fin, tenemos un Comolli anclado en los debates de los `60.
Estos dos libros en uno solo -publicados recientemente por Éditions Verdier, nos acerca a polémicos escritos que valen la pena leer, aunque en mi caso, para disentir con la mayoría de ellos.