BLOG DE CRÍTICA Y ANÁLISIS

viernes, 22 de enero de 2010

Kathryn Bigelow - The Hurt Locker (2008)

El punto de vista
Película compleja porque convierte al menos dos variantes fundamentales del género, que al día de hoy se tornan centrales: el posicionamiento político y la versatilidad narrativa. Y es desde ese entrecruzamiento que el film se devora a sí mismo.
La ex mujer del gran James Cameron, articula un film a partir de una brigada que desactiva bombas en Irak. En ella, el Sargento William James es la punta de lanza que se acerca a los explosivos casi sin temor, una especie de Coronel Kilgore trasladado al desierto, donde en cada paso pareciera llevar una dosis de poesía en sus acciones y reacciones. Pero si todo se narra con una calidad superlativa, también -y allí hace el click- aparecen los momentos donde sobresale el verdadero escarnio de su motivación -que no es otro que el de Bigelow-. Allí donde a golpes de puño se realza una masculinidad errada: porque aquello no es ya una guerra, es una invasión flagrante e inmoral, que solo sirve para custodiar los intereses petroleros del país del norte.
Y si bien la película nos hace olvidar a partir del día a día de esta brigada, tan alejada de esos intereses, la bajeza de su relación emocional con un pequeño iraquí (al que los propios iraquís no dudan de coinvertir en una trampa bomba) es de una ramplonería soberbia.
Nunca se mostro en los últimos años en un film tanta aversión sobre un pueblo que no deja de sufrir. Bigelow intenta hacernos creer que esos soldados dudan demasiado antes de disparar, y como ejemplifica un alto mando que llega en medio de una situación peligrosa, no deberán quedar vivos los enemigos detenidos.
El final de James junto a su hijo, y su declaración de único amor por esa profesión liminar, lo lleva otra vez al lugar de partida. No es el temor lo que embriaga a James, es la locura misma que lo ha desfasado hacia otro lado. Kurtz, en esto, era la plena conciencia. James es el estado actual de un claro tópico de Estados Unidos, y del cine.
Los múltiples premios recibidos por la película ponen a las claras como mira el tándem EEUU e Inglaterra al resto del mundo. Allí estamos los demás. Puntaje: 4

domingo, 10 de enero de 2010

Pedro Almodóvar - Los abrazos rotos (2009)

Todo por amor
La carrera de Almodóvar tuvo etapas y matices. Sus últimos films han dividido las aguas entre detractores y entusiastas seguidores. Y es posible que esta película coloque a los espectadores a uno y otro lado. Pero Almodóvar sigue siendo el Pedro de siempre en cada plano.
Un escritor o cineasta doble: Mateo Blanco y Harry Caine, una actriz o secretaria doble: Lena, y toda una cadena de dobles que terminan en el eslabón más fino, o casi: Ray X, que la homosexualidad lo mantendrá incólume aunque como hijo del poderoso Ernesto Martel también se casará dos veces.
Y dentro de este juego de dobles un triángulo amoroso, o cuadrado, o pentágono, o así espiralado hasta el infinito.
Almodovar debe ser el único de los cineastas vigentes con una trayectoria detrás que filma historias de amor, pero de un amor pasional y desencajado como nadie filma en la actualidad. Entre esa latinidad necesaria para tal fines, sus colores y repeticiones transportan al espectador a un lugar de reconocimiento que sabe es tan personal como casi olvidado. Porque así como Ernesto Martel ama enfermizamente a Lena, también será capaz de intentar destruirla. Todos los personajes aman de tal forma que traicionan, mienten, engañan, y cometen las mayores vilezas para no perder a su objeto amado. Y de esa forma además enlazan al resto de su entorno en una desesperada caída y arrastrando con manotazos desesperados y calculados a todo lo que aman.
Pero también hay un doble film: el film en sí mismo, y el que filma Mateo Blanco producido por Ernesto Martel. Y en este doble que se confunde solo ante la ceguera de Harry al unir sus brazos ya rotos en la imagen proyectada del último beso en la pantalla.
Todo film de Almodóvar también es una serie de homenajes a tantos films clásicos visto por este director: cómo no pensar en una película 50 años anterior donde Widmark también empuja con frialdad a su víctima por una escalera.
Pedro Almodóvar sabe que ya todo fue contado, y nutriéndose de la tradición, expresa un español, auténtico y latinísimo mundo que ya es obsesivo y que solo tiene las coordenadas de sus sentidos. Siempre vale la pena reencontrarse en ese universo. Ya nadie filma al amor como lo hace él; por eso solo ya sería suficiente. Puntaje: 9

Neil Jordan - The Brave One (2007)

Una película de menos
Erica Bain es una conductora de un intimista programa de radio. A punto de casarse con su novio, son atacados en momentos que sacan a pasear al perro; él muere, ella queda en coma tres semanas. Pensemos ahora: ¿Qué es lo que hace Erica?...Sí, ni más ni menos que la del vengador anónimo. Compra un arma y sale (se le cruzan, sí) a matar excrementos sociales...Así se nos muestra desde la mirada de este director irlandés.
En tanto, mientras no termina de desarrollar las reacciones de la gente ante los crímenes que va cometiendo, Jordan también deja de lado la relación de Erica con su amiga (sí claro, alegoría horrenda de como va dejando el pasado atrás), filma uno de los peores reportajes de la historia del cine -sí, de la actriz Jodie Foster al detective Terrence Howard en un bar-, cruza los personajes con un arbitrio espeluznante, repite una y otra vez la maldad "intrínsica" de un grupo marginal, y así sucesivamente.
Podríamos decir que Jordan hizo un acopio de todos los lugares comunes del género, coloco personajes acorde a los manuales de guión y mezcló toda en una ensaladera llamada película que va de un tópico a otro: de lo redundante a lo ridículo.
Neil Jordan es un director que nos tiene acostumbrados a desatinos de todo tipo, y este film le agrega una medalla más a su pecho. Nada peor que esas películas donde la locura "social" se la filma con el registro de un buen burgués de clase media. Puntaje: 2

viernes, 8 de enero de 2010

Ángel Faretta - "La pasión manda - De la condición y la representación melodramáticas"

"La pasión manda - De la condición y la representación melodramáticas"
Ángel Faretta
Editorial Djaen
Buenos Aires, 2009
La respuesta del concepto del cine
Cuánto y cómo debería leerse este libro. En medio de tanta literatura sobre este arte, Faretta oxigena una zona ya esta altura casi oculta por principios casi hegemonizados por los teóricos franceses en particular. En espera de los ya largamente postergados: "Mito, método y recurso", "Dominio eminente", "Mirón, o del cine", "Vincente Minnelli: peregrino en Bizancio", etc., cada aparición de uno de sus libros teóricos es todo un suceso.
Luego del indicial "El concepto del cine" y de la imprencindible teoría diseminada en el siguiente "Espíritu de simetría", Faretta despliega un libro sobre el melodrama, en tiempos que justamente el género queda sepultado por personajes errabundos y destinos inciertos.
Desarrollando brevemente el contenido de "La pasión manda...": luego de la necesaria introducción del porqué del libro, le sigue el carácter numinoso de la condición melodramática, y como tal, quizá el más violentamente reaccionante ante la modernidad en el siglo XX; su génesis; el porqué de su reaparición explícita en el cine; la respuesta directa o solapada ante el concepto del "mal" en Arendt; el concepto de melodrama; la aparición del "personaje normalizador" -extraordinaria lectura sobre su composición y sentido- que obligaría a volver a visionar tantos films para comprender tal hallazgo; lo sublime y la continuación de lo trágico en la condición melodramática; la extensa respuesta a la lectura que hace Peter Brooks en The Melodramatic Imagination (1995); la lúcida lectura del libro Douglas Sirk, reportaje de Jon Holliday editado por la madrileña editorial Fundamentos en 1973; la relación del melodrama con la llamada "música ligera" y en el mismo capítulo un desarrollo de lo sexual en la mujer y su representación en letras en la poética del tango por ejemplo; un imprescindible, necesario y descomunal enfoque sobre el melodrama en el cine argentino de su período clásico - y que agregaría que no he leído nunca ningún aporte que revitalizara de tal manera el cine argentino de esa época (capítulo de lectura obligada cuando se estudie a nuestro cine), lo que debe entenderse además de qué modo y mal se sigue mirando a nuestro pasado-, y por último las conclusiones de rigor al que se adosa una especie del desarrollo condensado de las ideas antes vertidas.
Luego de finalizada la lectura uno entiende el porqué del libro. En tiempos en que lo pasional ha sido desmembrado casi desde la década del `50 del siglo anterior, y mientras desde varias cinematografías no hacen otra cosa que encapsular lo espiritual del cine para tornarlo poco menos que una aventura estrictamente cerebral, y en tanto resulta que los textos de Deleuze -La imagen-movimiento y La imagen-tiempo- no son otra cosa que una taxinomia del cine tan similar como las ejecutadas por los positivistas en aras de la naturaleza en el siglo XIX, este libro de Faretta es, también, la respuesta fascinantemente lúcida ante esas ideas.
Si la condición melodramática se sustenta en lo numinoso explicitado en el libro, entonces sí, los films de Sirk o de Minnelli son la quintaescencia de este arte.
Como ya he comentado a propósito de uno de sus artículos, Ángel Faretta resulta el único de los teóricos del cine que lo conceptualiza con una originalidad y rigor únicos no ya en la Argentina solamente. Sus ideas puestas en escena desde aquí, la periferia de la periferia del mundo, le permiten mirar el cine como otra cosa. Como cuando escribió sobre Carpenter y su "Asalto al precinto 13" hace ya muchísimos años, Faretta nos permite seguir con uno de sus conceptos: el cine es el arte de saber mirar. Este libro así lo refleja. Y en esa operación, el autor despliega todo su arte.

jueves, 7 de enero de 2010

Quentin Tarantino - Inglourious Basterds (2009)

Un Tarantino puro
Y con todo lo que ello implica. Aunque hay algo que no puede negarse. Tarantino (junto a Lynch, Greeneway, los Coen, y agréguense los que falten) son de esos directores que los jóvenes y varios no tanto, endiosan a niveles desorbitantes...Los jóvenes y la crítica europea, claro está.
Si el clasisismo constituyó un imaginario -en líneas generales- para con un mundo que miraba cine en plena ensoñación, digamos que el modernismo desvió la atención de lo imaginario a lo "real"; luego de ello, el cine contemporáneo -y Tarantino es uno de sus baluartes- se apoyó en un nuevo contexto que no es un imaginario ni es la "realidad": el de Tarantino es el del cine marginal -y la más de las veces en el marginal en el peor sentido del término, o mejor aún en su sentido peyorativo-: el cine clase C en una década que tal denominación era por demás de degradante.
Hacer una película falseando burdamente la Historia, solo es posible para quien cree que el cine es un juguete para un niño malcriado olvidando que el cine es, por sobre todo, un concepto.
Y así como es dable reconocer su capacidad para desarrollar diálogos extensos e ingeniosos -pero no inteligentes-, su regodeo en cuanto al uso de la violencia no se emparangona con el estilo del mismo en el cine oriental, por ejemplo. Si en este la violencia es desplazamiento de un concepto de la vida y la muerte muy propia de ese lugar del mundo, no puedo no imaginar el disfrute del director americano para desplazarlo a lo gratuito y efectivista que tanto se le pondera, además.
Con un final cosido a contramano y un previsible dibujo de la esvástica en la frente del nazi -plano detalle para mostrarlo, obvio-, el cine de Tarantino sigue siendo aclamado y disfrutado en sesiones de cineclub. Aquí, allí y en varios lugares más.
Tal el estado del cine. Puntaje: 4

"The Mentalist" - (Temporada 1)

"The Mentalist" - Primera temporada (2008-9)
Un salto atrás de 30 años
Patrick Jane es un mentalista que trabaja para el Departamento de Investigaciones de California (CBI). Como colaborador, asiste al grupo comandado por la Teniente Teresa Lisbon, junto a Kimball Cho -el único de los colaboradores con rasgos de investigador; Wayne Rigsby, un grandote que equipara su nulidad expresiva como su desorientación existencial y la novata Grace, que tensiona entre el profesionalismo de Kimball y la estupidez de Wayne.
Con un desmedido éxito en los Estados Unidos que motivó una segunda temporada, esta serie pareciera estar en ninguna parte. Si por un lado los momentos oscuros que refieren en cuanto al pasado de Jane -su mujer fue asesinada junto a su hija por un Serial Killer denominado John el rojo- son los menos extensivos, los tiempos en que la serie se desplaza por una levedad alarmante son los más constantes.
En ese aspecto la música focaliza en notas mayores aún cuando el tema obliga a profundizar la veta mortuoria que es recurrente en la serie. Pocas veces se hace tan presente la ligereza musical para sonorizar los momentos "muertos" o de enlace como en esta serie.
El protagonista no le va en saga. Pese a intentar "Columbizar" al personaje con un saco que le queda chico y un dibujo como sonrisa, su perfil y expresividad se corresponde más con una serie como "Baywatch" que con esta que bordea lo psíquico o paranormal.
Da la sensación que esta es una serie que bien podría haberse emitido en la década de los `70, como si la revolución formal de las series con "Twin Peaks" y "The Soprano" a la cabeza no hubiesen existido.
Deja perplejo el entender que series a las que les debían nuevas temporadas hayan sido levantadas cuando esta se sigue emitiendo y con un éxito inentendible. Por tema y carácter solo será posible si se desplaza hacia vetas más oscuras, aunque el sesgo presentado en la primer temporada no deja mucho margen para ilusionarse. Puntaje: 5

miércoles, 6 de enero de 2010

Michael Mann - Public Enemies (2009)

Rozando bajo
Es entendible que determinados films o películas encuentren un mejor soporte en el video que en el material fílmico. Incluso diríamos que en la anterior comentada Paranormal Activity esta cuestión es central respecto a sus logros.
Pero en cine la cuestión de "impresión de realidad" es fundamental para pensar este arte en todos sus aspectos. Si el uso del video digital como soporte en la anterior Miami Vice le era tan propio como su tema, aquí la cuestión cambia radicalmente, y eso a pesar del descomunal trabajo del fotógrafo Dante Spinotti.
Si vale la aclaración, no se puede hacer un western en video digital porque en el momento que la imagen denuncia esa condición de producción evidencia en primer plano una cuestión que el clasisismo marcó a fuego y es lo que denominamos grosso modo: transparencia.
Un film de gángsters como este, tan enraizado como género, distancia al espectador en los momentos que el video hace visible tales procedimientos; y si se hace excusable en una película de bajo presupuesto y director ignoto, no se entiende la decisión de Mann con actores tan altamente presupuestados y redituables como Johnny Depp y Christian Bale. Posiblemente todo el resto de la operatoria técnica -a la que incluyo el guión- sea relevante, pero la aparición de la imagen hiperrealista y su sesgo videístico, lo marchitan cuando no era necesario. Puntaje: 4

Oren Peli - Paranormal Activity (2009)

El uso del plano secuencia
Katie y Micah son una joven pareja que van a convivir a una casa de los suburbios, una casa que iconográficamente se nos muestra vacía tan propia como el hombre de la casa. Debido a una aparición sistemática de "algo" a katie, Micah compra una cámara de video y un buen equipo de sonido para poder registrar esta actividad paranormal.
Micah, dedicado al "cambio de valores", descree absolutamente de todo, e incluso cuando todo se va evidenciando muestra una lejanía emocional solo estimulada ante el logro de sus operaciones tecnológicas. Katie, profesora de literatura, le reconoce al psíquico consultado que estas apariciones le suceden desde niña.
Desde de allí, todo se nos va revelando, y a partir de un registro como documental la película adquiere un vigor como descontrolado. Todo lo vemos a partir de la cámara de video, y en ese registro esencialmente mientras duermen, se nos induce a una intromisión tan metódica como inquietante.
El uso del plano secuencia para tal registro es lo más valorable del film, y en los momentos en que la cámara se mantiene estática, uno no deja de buscar un algo más hasta que nos llega la respuesta. Imagen especular del espectador de cine, la búsqueda de un plus y de sentidos llega también a límites insospechados esperando que algo ocurra...o se mueva.
El final que se ve en el cine -cambio ejecutado por la Paramount-, eleva algo más la película, por sobre el final generado por el director.
Película de bajo presupuesto grabada en video que emula las ideas ya conocidas en el film The Blair Witch Project, no es poco justamente para tan poco. Puntaje: 7

martes, 5 de enero de 2010

Prints of the West - Carlos Nine


"Prints of the West"
Guión y Dibujos: Carlos Nine
Ediciones Sinsentido
Madrid, 2004
Nine es el más Outsider de todos
Difícil reseñar o algo parecido respecto a este libro, porque más apropiadamente diríamos que es un libro de ilustraciones; todas ellas unidas en torno a un territorio: el oeste de los Estados Unidos y una época: el siglo XIX.
Así, Nine se las ingenia para dar a luz unas 26 biografías apócrifas todas ellas, con nombres inventados, la más de las veces aunque no siempre. Y en ese entrecruzar, despliega quizá sus virtudes más pronunciadas: un dibujo exuberante como nos tiene acostumbrados, de un surrealismo que a la vez de desbordado lo controla en la página, y unos textos delirantes al combinar la rectitud y porte del europeo llegado a esas tierras con el salvajismo que naturalmente existía. Allí, no deja de ironizar, de desbocar-se y de sorprender una y otra vez con juego de palabras, mujeres bellamente apasteladas y un uso sistemático de su color preferido: el ocre.
Autor de joyas como "Crimen y castigo" y "El patito Saubón" -ambas increíblemente sin ediciones castellanas aunque sí francesas-, "Keko el mago" -muy buena edición argentina a cargo de Colihue-, "Fantagas" -con excelente edición española por esta misma madrileña Sinsentido-, etc., Carlos Nine posiblemente sea el dibujante más excéntrico de los dibujantes argentinos, y conceptualmente se lo podría emparentar con el genial George Herriman, el autor de Krazy Cat.
Y así como Alberto Breccia iba de un estilo a otro con diversas técnicas y explorando nuevos márgenes para este arte, Carlos Nine da la sensación que se sumerge una y otra vez en un estilo propio pero sin límites; de esta forma su estilo es único y sorprendente.
Es posible que no sea este su libro más logrado, pero como parte de una dilatada obra y superlativa además, esta piedra preciosa no será oro pero de plata es seguro. Leer sus historias (cualquiera de ellas), nos permite un plus sabiendo que este arte en sus manos nos lleva a otra dimensión. Junto a José Muñoz son mis preferidos del género, aunque con Nine no puedo dejar de sonreir. Puntaje: 9

lunes, 4 de enero de 2010

"Historias del bar" 1: El bar de Joe - Carlos Sampayo / José Muñoz


"Historias del bar 1: El bar de Joe"
Guión: Carlos Sampayo
Dibujos: José Muñoz
Editorial Planeta-DeAgostini
Barcelona, 2005
Una obra maldita
Estas crónicas de bar aparecieron por vez primera recopiladas por la francesa editorial Casterman en 1981. Hubo que esperar 24 años para poder leerlas en una edición castellana, para el caso una notable edición de Planeta-DeAgostini. Lo curioso es que la obra fue realizada por dos argentinos, los conocidos Muñoz & Sampayo, autores de una de las historietas centrales de la historia de la historieta: Alack Sinner. Quizá haya que esperar 20 años más para poder leerlas en una edición argentina...Y ni hablar del resto de su obra de lo cual mucho se desconoce; lo conocido apareció aquí segmentado mayormente en publicaciones de ediciones de la Urraca en la década del `80 y principios de los `90.
La primera de las historias aquí recopiladas, "Pepe el arquitecto", publicada en la Argentina en la ya mítica "Superhumor" a comienzos de los `80, nos relata la historia de un lavacopas latinoamericano exiliado en Estados Unidos y cuyos fantasmas atosigan hasta llevarlo a la muerte. La segunda "Wilcox & Conrad", la de un asesino profesional y su lazo con la víctima; la tercera: "Historias oxidadas", la de un boxeador avejentado que intenta recuperar su ¿valía? en un combate arreglado ante un luchador de catch; la cuarta: "Ella", un desamor racial de una angustia desorbitante; y la última solo denominada "Quinta historia", un espiral decadente de un padre a un hijo que muta de un cáncer a la eutanasia fatalmente juzgada.
Todas las historias se interceden con las anteriores, y así es posible ver en la siguiente historia uno o más flashes de las anteriormente mostradas y tornando esas imágenes de un segundo a un primer plano como con un gran angular anímico y profundamente moral.
Leer las historias tantos años después realzan la obra al poder entender lo hipertextual de los relatos, y enriqueciendo generosamente la plenitud de sus sentidos.
Si los textos del siempre bien elogiado, jazzero y oscuro Sampayo son centrales y resplandecen, los dibujos de Muñoz ya deberíamos decir trascienden el mero expresionismo -y si así fuera ya sería suficiente-; no, los dibujos de Muñoz son geniales, obra de un genio que ya acaparó todos lo más importantes premios de los festivales del género. Este dibujante, con sus extremos contrastes desarticula la lógica de la simetría de la viñeta para envolverlas en capas y más capas de sentidos. Por eso es obligada su relectura con el paso del tiempo: siempre se puede leer un algo más.
Obra mayúscula realizada por dos argentinos que en ese momento habitaban en el exterior. Argentina como pocas y universal casi por exceso, estas Historias del bar son la legitimación del genio de un dúo único. Y todo lo aquí escrito aseguro que es bien poco. Puntaje: 10

Rubem Fonseca - El cobrador

"El cobrador"
Rubem Fonseca
Editorial Bruguera
Barcelona, 1980
Once piezas de un mismo prisma
Este "O cobrador" en el original, permite reconocer muchísimos de los múltiples tópicos propios de este autor. Y agregaríamos más de lo mismo, si no fuera que es anterior a los comentarios vertidos en este sitio; pero dado que su lectura es posterior es más sí, pero tan brillante como siempre.
En el quinto cuento hace aparición su ya célebre personaje de novelas "Mandrake", un abogado que más que particular es delirante: Fonseca no hace conseciones con sus personajes, y en ninguno de sus cuentos. Ellos cobran vida y se despliegan atiborrados de pasiones y contradicciones: Fonseca es un latino puro.
En su cuento "Comida en la sierra el domingo de carnaval", un joven se acerca a una majestuosa hacienda para encontrarse con su novia, ella tan portentosa como su dinero. El joven había sido el hijo del anterior dueño de esa hacienda, a quien el padre de la novia compró aprovechándose de la caída económica del progenitor del joven, y en un premeditado y desesperado acto, éste saca a la joven para violarla lejos de todos los invitados. Es curioso como este escritor nunca deja de presentar los desniveles sociales y su contradicción o solución en lo sexual; si lo que aparecía era una venganza por la pérdida de una condición de clase, la duplicación del acto en uno anterior y en el mismo día promueve múltiples lecturas: que era un ensayo para lo que venía, que es un enfermo repetitivo, que es un joven alienado socialmente, que es un justiciero social -el diálogo con el padre de ella permite elucubrar esto y más-, que es un obsesivo de la violación anal, etc. Lo curioso es que el cuento apenas se despliega en dos páginas y media. Fonseca comprime las acciones e intenciones como pocos, y ni cerca de acusarlo de minimalista; todo lo contrario, despliega con pocas palabras una suma de sucesos como nadie.
La muerte y el sexo están presentes en todos sus cuentos, y bajo la égida de Tanatos, Fonseca torna indisolubles ambos términos. Sus cuentos están llenos de vida...y muerte. Puntaje: 10