Hemos visto cientos de films donde la representación del mito se daba en puestas de escena a través (preferentemente) de los géneros, en todos y cada uno de ellos, y hasta incluso la puesta del mismo mito en numerosas películas. Pero Avatar es, ni más ni menos, que trasladarse hasta el mito mismo. Pandora es ese paraíso perdido que Cameron recupera a voluntad y con una maestría única e irrepetible. La conciencia de este director es sencillamente avasallante. Es muy difícil escribir unas pocas líneas en una película que articula sentidos y memoria cinéfila en cada plano.
Metáfora exacta de estos tiempos, y me refiero a tiempos que llevan unos cientos de años. Desde la pérdida de lo sagrado -o secreto- con la modernidad, la pérdida de lo religioso se va a demostrar en este film a través de sus dos variantes: la científica y la militar a través del concepto positivista. La destrucción de Pandora parece inexorable bajo esa mirada, y si el cine fue el encargado de entre todas las artes de la recuperación de lo simbólico y -claro- lo mítico, la salvación del paraíso solo será llevado a cargo de unos pocos. La reunificación dada a través de Jack Sully y su ascención hacia ese otro mundo (y ese otro mundo por excelencia), será la encargada de tal menester, sin dejar de recordarnos al cine y, por ejemplo, la cita recurrente a Apocalipsis Now.
Si Cóppola nos enseñaba del infierno al que caía América, en esa tierra baldía (Eliot dixit), Cameron nos direcciona hacia ese otro tópico cuya representación es mágica y prodigiosa. Nunca se había atrevido a tanto el cine. Nunca llegó tan lejos. La experiencia sensorial del film (y recordando que es un film para ser visto solo en cines), nos transporta a otra cosa.
Si Cóppola nos enseñaba del infierno al que caía América, en esa tierra baldía (Eliot dixit), Cameron nos direcciona hacia ese otro tópico cuya representación es mágica y prodigiosa. Nunca se había atrevido a tanto el cine. Nunca llegó tan lejos. La experiencia sensorial del film (y recordando que es un film para ser visto solo en cines), nos transporta a otra cosa.
He leído repetidamente de la sencillez de la fábula del film, y me gustaría saber que fábula no lo es. La complejidad siempre estará dada en la puesta en escena. Todo lo que se pueda decir del film siempre será poco. Y así como Cameron lleva el cine a términos tecnológicos por demás de avanzados, el director desvía o inutiliza esa técnica como un fin en sí mismo para dar más y más Cine, así, con mayúsculas.
O podemos pensar al film también así: Pandora es el cine, es el cine y todo lo conceptual que pueda pensarse; están los que intentarán avasallarlo a partir de negar su esencia, los militares que son la opción para destruir lo conocido en pos de lo experimental y no dejar huella alguna de lo conocido; y están los científicos que reconocerán su esencia pero para el que solo se servirán en pos de un supuesto mejor. Ya sabemos donde nos ha llevado la afición cuantitativa. En el otro lugar está el Paraíso, está Pandora, está el Cine, está James Cameron. Puntaje: 10