BLOG DE CRÍTICA Y ANÁLISIS

miércoles, 22 de julio de 2009

David Mamet - The Spanish Prisoner (1997)

El eterno simulacro
Joe Ross ha diseñado un "proceso" que llevará a un revolucionario cambio en el mercado, pues este invento es único en el mundo. Un auténtico McGuffin hitchcockiano del cual nunca sabremos a ciencia cierta de qué se trata.
Y viaja al Caribe junto a los dueños de la empresa donde trabaja para buscar captar a un grupo de inversores que posibiliten la finalización del "proceso". Y por supuesto, lograr la certificación del reconocimiento monetario por su imprescindible aporte.
A partir de allí, Joe se internará en una auténtica pesadilla. Y siguiendo al maestro, Joe será -el también hitchcockiano- falso culpable.
De principio a fin Mamet despliega aquellos temas que le son tan caros, únicos y profundamente inteligentes.
Porque el cine de Mamet se construye siempre como una interrogación del simulacro, aquello esencial y especial que deviene de toda la historia del cine. Y en esa apuesta constante, el gran Mamet constituye una trama cerrada, de pocos pèrsonajes y donde nada de lo que vemos será como lo vemos. Siguiendo el punto de vista del personaje, otros personajes nos edificarán una trama que a más cierta más problemática, y a más falsa, más verdadera.
Desde esa progresión, Joe Ross portará el rasgo de Boy Scout, como lo llama su amiga Susan Ricci (la siempre enigmática, sonriente y maldita Rebecca Pidgeon); sí, pero también Joe purgará aquel pecado que más tarde reconocerá. La ambición del dinero de Joe será inversamente correspondida con un juego centenario, la famosa trampa del "prisionero español".
Todo lo que tendrá en sus manos será, en un momento, una suma de páginas en blanco. La misma materia que constituyen sus sueños. A Joe no lo salva la fe, lo salva su excesiva bondad. Y Mamet cierra el círculo perfecto. Puntaje: 10

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