Una pareja de jóvenes: ella, Maya, fontanera; él, Leon, fotógrafo esperando la oportunidad de dar el salto. Cuando un amigo en común lo conecta con la afamada directora de una importante publicación recibe el veredicto: sus fotos "casi" son geniales, solo le falta el momento después. Como si gatillara un momento antes de que la realidad lo atraviese, como si solo alcanzara con esperar un momento o seguir disparando hasta que acabe la secuencia.
Leon comienza a buscar la imagen ideal. Y cuando sigue a un grupo de vándalos en las escaleras del subte que intentan robar y violar a una modelo, Leon los detiene inteligentemente por una cámara de seguridad. Y la modelo sonríe y sube al subte. Solo que esa fotografía será la última.
Cuestión que Leon se da cuenta y se lanza a buscar la consecuencia que restaba en la sonrisa de la modelo.
Pero algo ocurre en los vagones y ya son muchas las personas que desaparecen.
Desde el guión de Clive Barker, aparecerán escenas de descuartizamiento, laceraciones y antropofagia. En este guionista -y también escritor, director, etc.-, es común la convicción a través de sus obras de que habitamos un mundo paralelo que coexiste al nuestro. Y ese mundo es oscuro, sanguinoliento y su supervivencia es tan excecrable como sus rasgos corpóreos. Difícil describir la constitución física de aquellos que cohabitan junto a nosotros: todos los rasgos abominables son posibles y aparecen literalmente en el film.
La búsqueda de esa fotografía perfecta llevará a Leon a conocer ese otro abismo. Uno que de tan negro no tendrá fin. Y allí se internará para complacer a su Madrina.
Y no dejará de arrastrar a Maya, a su amigo y a mucha gente que conoce la existencia de ese mundo subterráneo.
Lo mejor del film es una cierta convicción de que esto ocurre. Que ese otro mundo existe. Eso es lo que la puesta en escena transmite. Y dentro del género este film resulta valioso, pero solo para aquellos dispuestos a soportarlo. Puntaje: 7
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