Cukor negro
Paula (Ingrid Bergman) no puede tocar música como su tía. No puede ser como ella y viaja a Venecia a tomarse un respiro. Conoce a un extraño personaje -Gregory, el gran Charles Boyer-, se enamora y rápidamente se casa. De alguna forma, Gregory se las arregla para vivir en la casa de Londres que ella se había prometido no volver: allí asesinaron a su tía. Un crimen que no se resolvió. Y todo para satisfacer a su amado esposo.
Pero de a poco la historia se va enturbiando y Paula empieza a escuchar sonidos de lugares que nadie habita, como el ático donde guardan las pertenencias y mobiliarios de su tía. Y a la par de sonidos, poco a poco también escucha voces. La ama de llaves es casi sorda y no la ayuda demasiado y para colmo su marido contrata a la mucama Nancy –Angela Lansbury- cuya presencia irrita y empequeñece a la débil Paula. La escenografía harto barroca de su casa va acechando a la protagonista hasta impedirle salir de la casa y prácticamente del dormitorio: Paula ha comenzado a volverse loca. Pero aparece Brian –el enorme Joseph Cotten-, asistente de la policía, que advierte un parecido increíble entre Paula y su tía asesinada. Y ese descubrir el parecido es el comienzo de acercar a Paula a su tía para impedir un nuevo crimen.
Gregory compone un memorable enfermo que martiriza a Paula psicológicamente mientras seduce burdamente a Nancy. "Un fuego inmenso se apoderó de mi mente obnubilado por las joyas, solo así pude no observar tu belleza" le dice ya acabado a Paula. La bruma de un Londres nocturno es el alma de Gregory y se contrapone a la luminosidad del día en el rostro de Brian. Blanco y negro irrepetible para una casa gótica que esta vez no acabó con su "Rebecca".
Puntaje: 9
No hay comentarios:
Publicar un comentario