Black Hornet (El avispón negro)
James Sallis
Poliedro, 2004
James Sallis
Poliedro, 2004
A golpes de genio
La tercera novela protagonizada por el detective Lew Griffin, "El avispón negro", es genuinamente una obra maestra, de principio a fin.
Si respecto a la segunda novela -Mariposa de noche- hay un avance, este ocurre porque entre filosofía, literatura, noir y sociedad hay una amalgama perfecta de sentidos escrutados y que permiten brillos tras brillos a medida que van girando los bordes de la escritura.
Están aquí todos los personajes de sus novelas anteriores, y sabremos entonces como conoció a su amigo Walsh, algo más de LaVerne, sobre su primer matrimonio, y varios de sus pintorescos compañeros de bebida. Alcohólico consumado, el futuro profesor se atendrá a la lectura de Borges sobre el Martín Fierro para entender la mente del asesino.
Un francotirador asesina con el correr de los días a numerosas personas (blancas y negras) y uno de sus blancos, o mejor blanca es su reciente amiga y periodista de color...blanco -Esmé-que muere asesinada al bajar el cordón de la vereda caminando a su lado mientras se aleja el sonido de la guitarra y voz del indescifrable Buster Robinson.
Lew no parará hasta encontrar al asesino, pero no por un acto de justicia -lejos está este personaje de encontrar algo en lo que no cree- sino porque interrumpiendo la cadena de muertes, será la respuesta en acción y la demostración de que aquello no tenía sentido. Intenta responder así a algo porque las preguntas sin respuestas lo aplastan cada día más y su vida transcurre sin saber el sentido que incluso ya de viejo encontrará.
"Somos lo que nos sucede, la gente que hemos conocido, nada más" nos dice Sallis, y en esa nimiedad encuentra una especie de catapulta para que los actos, cada uno de ellos se parezca lo más posible a un destello que de ordinarios se tornen epifánicos, no por revelación, sino por simpleza, la sencillez de un viejo maestro. Puntaje: 10
Si respecto a la segunda novela -Mariposa de noche- hay un avance, este ocurre porque entre filosofía, literatura, noir y sociedad hay una amalgama perfecta de sentidos escrutados y que permiten brillos tras brillos a medida que van girando los bordes de la escritura.
Están aquí todos los personajes de sus novelas anteriores, y sabremos entonces como conoció a su amigo Walsh, algo más de LaVerne, sobre su primer matrimonio, y varios de sus pintorescos compañeros de bebida. Alcohólico consumado, el futuro profesor se atendrá a la lectura de Borges sobre el Martín Fierro para entender la mente del asesino.
Un francotirador asesina con el correr de los días a numerosas personas (blancas y negras) y uno de sus blancos, o mejor blanca es su reciente amiga y periodista de color...blanco -Esmé-que muere asesinada al bajar el cordón de la vereda caminando a su lado mientras se aleja el sonido de la guitarra y voz del indescifrable Buster Robinson.
Lew no parará hasta encontrar al asesino, pero no por un acto de justicia -lejos está este personaje de encontrar algo en lo que no cree- sino porque interrumpiendo la cadena de muertes, será la respuesta en acción y la demostración de que aquello no tenía sentido. Intenta responder así a algo porque las preguntas sin respuestas lo aplastan cada día más y su vida transcurre sin saber el sentido que incluso ya de viejo encontrará.
"Somos lo que nos sucede, la gente que hemos conocido, nada más" nos dice Sallis, y en esa nimiedad encuentra una especie de catapulta para que los actos, cada uno de ellos se parezca lo más posible a un destello que de ordinarios se tornen epifánicos, no por revelación, sino por simpleza, la sencillez de un viejo maestro. Puntaje: 10
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