"El Jeque de Harlem"
Chester Himes
Barral Editores
Barcelona, 1975
Chester Himes: el más negro de los novelistas negros
Chester Himes fue el creador de esa dupla increíble:
"Sepulturero" Jones y "Ataúd" Johnson. Dos policías que investigan en el barrio de Harlem, un barrio donde todo es posible, donde al levantar la cabeza uno puede ver cruzar por una avenida a un motociclista sin cabeza, o, como en este caso, un comienzo donde un negro ataca a un fornido blanco que se atrevió a caer en un bar 100% negro y desatarse una pelea que termina con el primero sin un brazo amputado por el hacha del barman. En Harlem todo es posible.
Su primer novela con estos personajes es: "Por amor a Imabelle", editada por Orbis y dos editoriales más en las que la pésima traducción española a cargo de Josep Elías Cornet con su jeringoza gallega termina por arruinarla por completo; luego le sigue esta: "El jeque de Harlem", única traducción al español y prácticamente inconseguible ya; la tercera: "El gran sueño de oro", donde ya las historias son de un tono por momentos surrealistas hasta ordenarse en una lógica atroz y desesperanzada; la cuarta: "A Jealous Man Can`t Win", de la que desconozco si existió traducción alguna a nuestro idioma; la quinta: "Todos muertos", editada por Orbis, Bruguera y otras; la sexta: "Empieza el calor", con ediciones de Orbis y de Grijalbo Mondadori, entre otras; la séptima: "Algodón en Harlem", con ediciones de Orbis, Grijalbo Mondadori y Bruguera entre otras; y la octava y última: "Un ciego con una pistola", a cargo de Bruguera.
Los títulos originales son diferentes y fueron cambiando según sean los Estados Unidos o Francia los primeros editores para su distribución internacional, de allí que no utilizo tales idiomas excepto en la cuarta, sin edición española hasta donde es posible saber.
El asesinato de un blanco de un balazo en la cabeza en medio de la calle y el disparo a quemarropa de "Ataúd" Johnson sobre un joven negro vestido con túnicas árabes da comienzo a una investigación que bordea la inmersión en los prostíbulos donde se captan adolescentes que a cambio de dinero son utilizadas para sesiones sádicas por un importante gerente de ventas.
Tanto el poder político como el policial resguardan estas actividades y "Sepulturero" irá hasta el final del caso más no para darles la verdad del mismo (se la queda para solamente él), sino para ordenar apenas alguna pieza de un mundo que está engulléndose a sí mismo en el barrio que tan bien conoce.
Leer a Chester Himes pone a las claras la diferencia abisal entre éste y tantos periodistas devenidos a escritores del género y sobrevalorados in extremis en estos tiempos.
Un negro que escribió desde su condición de tal, y radiografió como nadie ese Harlem que en la década de los `50 era el recipiente de deshechos de la metrópoli más importante del mundo. Puntaje: 10