Alguna vez Ángel Faretta dividió al cine entre cine de opiniones y cine de ideas. Si uno permanecía estancado en un tiempo histórico, el otro navegaba en las aguas de la eternidad. Y nada queda tan claro en el film de Lumet como su adscripción al primero.
A Howard Beale (Peter Finch) le comunican que en dos semanas se le dará de baja a su programa televisivo. Ante esto, anuncia sin más que en el último programa se pegará un tiro al aire. Y todo cambia radicalmente. Los niveles de audiencia suben increiblemente y los directivos del canal reconsideran seriamente la posición de Howard otorgándole un programa donde se despacha con las "grandes verdades" sin filtrarla en ninguna corrección o incorrección.
De más está decir que a partir de aquí recorreremos los vaivenes políticos en la dirección de un canal, las conveniencias e inconveniencias de relaciones humanas, los intereses que fluctúan de acuerdo a los vaivenes de poderes alejados y donde, por supuesto, no falta hacia el final, una extensa perorata sobre el sentido del trabajo y de la vida.
Con una puesta que asemeja más que nunca a un requerimiento televisivo, Sidney Lumet se despacha con esta película en un retorno a sus fuentes: la televisión. Un film a contramano del gran cine que recuperó la tradición en esa época. Puntaje: 2
A Howard Beale (Peter Finch) le comunican que en dos semanas se le dará de baja a su programa televisivo. Ante esto, anuncia sin más que en el último programa se pegará un tiro al aire. Y todo cambia radicalmente. Los niveles de audiencia suben increiblemente y los directivos del canal reconsideran seriamente la posición de Howard otorgándole un programa donde se despacha con las "grandes verdades" sin filtrarla en ninguna corrección o incorrección.
De más está decir que a partir de aquí recorreremos los vaivenes políticos en la dirección de un canal, las conveniencias e inconveniencias de relaciones humanas, los intereses que fluctúan de acuerdo a los vaivenes de poderes alejados y donde, por supuesto, no falta hacia el final, una extensa perorata sobre el sentido del trabajo y de la vida.
Con una puesta que asemeja más que nunca a un requerimiento televisivo, Sidney Lumet se despacha con esta película en un retorno a sus fuentes: la televisión. Un film a contramano del gran cine que recuperó la tradición en esa época. Puntaje: 2
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