"The Wire" - Tercera temporada (2004)
"The Wire" - Cuarta temporada (2006)
"The Wire" - Quinta temporada (2008)
"The Wire" - Cuarta temporada (2006)
"The Wire" - Quinta temporada (2008)
Negro sobre negro
La politemática serie no termina de asombrar y permite, apropiadamente, dirigir una lectura hacia cualquier parte, que siempre, se dará en el blanco de los sentidos.
Desde el idealismo del detective Jimmy McNulty hasta el cinismo del Senador Clay Davis, o desde el tecnicismo del detective Lester Freamon hasta el claroscuro del alcalde Thomas Carcetti, todos los personajes de esta serie van poco a poco a mimetizarse con todas las vertientes posibles de los caracteres e idoneidad de los seres reales.
Porque de eso se trata The Wire, en mostrar directa y secamente la vida cotidiana de quienes digitan y quienes recepcionan todas las decisiones que se toman en la cotidianeidad. Desde el periódico, o desde la policía, desde la alcaldía o la gobernación, o desde la marginalidad más extrema, todos son piezas que, como pueden, accionan y reaccionan en su necesidad y, a veces, a su pesar.
Todo cuanto acontece es decisión política, todo cuanto se realiza se verá filtrado por el cruce de intereses y de los que nadie saldrá exento. La tan proclamada libertad y derechos serán rápidamente descartados al momento de ser necesario. Hablar significa caer, y eso ocurre desde los traficantes hasta los gobernantes. El silencio es la posibilidad de salvación. Niños que mueren y que matan, pobres hombres que se arrastran como pueden para sobrevivir y, en caso de un contratiempo con la justicia, más les vale tener elementos de negociación; y de esta forma la justicia se oscurece, tanto, que hasta las leyes son burladas desde todos los sectores. Y nada de esto se publica en los medios. El destino de los buenos hombres siempre será el corrimiento al costado. Así termina Cedric, y así, vaya paradoja, terminará el platónico McNulty, que en ese racconto final se llevará al menos alguna pequeña gloria, acompañado en su auto por un deficiente mental y yendo hacia ninguna parte.
Y si el silencio permite un vivir más, entonces que queda para decir...Todo se expresa y nada se dice...El silencio...Si a los seres se les niega esa posibilidad, en los más humildes en un lapso de vida muy acotado, además... Y en Baltimore, que es como en todas partes y un poco más, quienes creían en un sueño mejor, quienes aun creen que la ley es igual para todos, quienes piensan en las instituciones como salvaguarda de la moral...insisto, para ellos, más les vale no tropezar en ninguna esquina. O mirar esta serie. Al menos, la hermandad en los grupos siempre será celebrada, y en esos gestos se conserva los valores más preciados de cada uno de nosotros. Y si Baltimore es la ciudad de desarrollo de la serie, pensar en las grandes ciudades de Argentina no resultará errado. Triste destino. Puntaje: 10
Desde el idealismo del detective Jimmy McNulty hasta el cinismo del Senador Clay Davis, o desde el tecnicismo del detective Lester Freamon hasta el claroscuro del alcalde Thomas Carcetti, todos los personajes de esta serie van poco a poco a mimetizarse con todas las vertientes posibles de los caracteres e idoneidad de los seres reales.
Porque de eso se trata The Wire, en mostrar directa y secamente la vida cotidiana de quienes digitan y quienes recepcionan todas las decisiones que se toman en la cotidianeidad. Desde el periódico, o desde la policía, desde la alcaldía o la gobernación, o desde la marginalidad más extrema, todos son piezas que, como pueden, accionan y reaccionan en su necesidad y, a veces, a su pesar.
Todo cuanto acontece es decisión política, todo cuanto se realiza se verá filtrado por el cruce de intereses y de los que nadie saldrá exento. La tan proclamada libertad y derechos serán rápidamente descartados al momento de ser necesario. Hablar significa caer, y eso ocurre desde los traficantes hasta los gobernantes. El silencio es la posibilidad de salvación. Niños que mueren y que matan, pobres hombres que se arrastran como pueden para sobrevivir y, en caso de un contratiempo con la justicia, más les vale tener elementos de negociación; y de esta forma la justicia se oscurece, tanto, que hasta las leyes son burladas desde todos los sectores. Y nada de esto se publica en los medios. El destino de los buenos hombres siempre será el corrimiento al costado. Así termina Cedric, y así, vaya paradoja, terminará el platónico McNulty, que en ese racconto final se llevará al menos alguna pequeña gloria, acompañado en su auto por un deficiente mental y yendo hacia ninguna parte.
Y si el silencio permite un vivir más, entonces que queda para decir...Todo se expresa y nada se dice...El silencio...Si a los seres se les niega esa posibilidad, en los más humildes en un lapso de vida muy acotado, además... Y en Baltimore, que es como en todas partes y un poco más, quienes creían en un sueño mejor, quienes aun creen que la ley es igual para todos, quienes piensan en las instituciones como salvaguarda de la moral...insisto, para ellos, más les vale no tropezar en ninguna esquina. O mirar esta serie. Al menos, la hermandad en los grupos siempre será celebrada, y en esos gestos se conserva los valores más preciados de cada uno de nosotros. Y si Baltimore es la ciudad de desarrollo de la serie, pensar en las grandes ciudades de Argentina no resultará errado. Triste destino. Puntaje: 10
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